lunes, 8 de febrero de 2010

Ya no...


 Ya no voy a esperarte más. Ya lo he decidido. Después de todo lo nuestro no tuvo una explicación racional.

Ayer cuando iba para la oficina nos cruzamos por casualidad.

Me miraste en silencio largamente. Yo no podía dejar de pensar en que tu perfume me traía el recuerdo del día en que nos conocimos.

Cuando dijiste que me habías mandado un correo pensé que eso confirmaba una vez más que era una estúpida. Te mentí diciéndote que me había ido de viaje. En realidad había estado toda la semana esperando alguna noticia tuya y ni siquiera se me había ocurrido abrir mi casilla. Pensé que después de todo habías dicho que odiabas las computadoras.

Miraste tu reloj y me dijiste que tenías que irte. Que ya no importaba. Cruzaste la calle y te fuiste. Ni siquiera me dijiste adiós. Y yo me quedé muda, mirando cómo te alejabas y pensando por qué algunas mujeres nos enredamos con hombres casados.
Alguien al pasar me empujó. Y entonces caí en la cuenta que, en lo que respecta a hombres, siempre elegía al equivocado.





2 comentarios:

  1. Parece que es una ley de la vida... todos parecemos elegir a la persona indicada en el momento apropiado.
    Pero esa persona no está disponible en ése momento y deja de ser la indicada.
    A menos que te atrevas.
    ¿Te atreverías?
    Esa es la pregunta.
    ¿Not yet? ¿Why?

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  2. No yet!
    Why? Because I haven't read the e-mail yet.

    This story to be continued...

    ResponderEliminar

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