viernes, 12 de febrero de 2010

Primer beso

Pablo me dijo que nos encontráramos para tomar un café en un bar del microcentro. Tenía que decirme algo. Así que cuando salí de la oficina me tomé un taxi para llegar más rápido. El tránsito estaba complicadísimo. Llegué tarde. Me esperaba.
Conversamos muchísimo. Le conté que era cordobesa y que mis padres todavía vivían allá. Que como yo quería estudiar en Buenos Aires alquilaron para mí un departamento. Eso duró un tiempo hasta que mi papá se enfermó y yo iba a tener que buscar otra carrera en Córdoba. Pero no quise volver. Esta ciudad me había fascinado. Busqué quien quisiera compartir los gastos del departamento y, Voilà! apareció Lorena. Después de un tiempo dejé la Universidad. Mis padres se enojaron y cortaron mi mensualidad. Tuve que buscar un trabajo.
Mientras yo hablaba, me miraba fijamente, como tomando nota de todo lo que decía. Eso me hizo sentir un poco incómoda. Empecé a preguntarle sobre su vida. Si bien me contó algunas cosas, lo noté algo preocupado. Se lo dije.
"Vamos a caminar" me propuso.
El atardecer comenzaba a teñir la ciudad de rosado. Me tomó de la mano cuando salimos. (¿Tenía una especie de electricidad en su piel o me pareció?) Caminamos así algunas cuadras y llegamos a una plaza. Allí nos sentamos. Parecía como si el tiempo se hubiera detenido. Me miró a los ojos, me acarició la mejilla y se inclinó hacia mí para darme un beso muy suave, que me estremeció hasta los huesos. Después de ese, vino otro y otro y otro , mientras la oscuridad iba creciendo a nuestro alrededor...
De pronto nos interrumpió su celular. Se levantó para leerlo. Su rostro cambió: "Perdoname. Tengo que irme". Me acompañó hasta que tomé el taxi. Me dio un beso rápido y lo vi perderse entre la gente.

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