jueves, 25 de febrero de 2010

Novedades

Mi hermano es un espécimen de aquellos. Es tres años mayor que yo. Siempre supo de su condición homosexual y la aceptó desde pequeño. Mis padres lo llevaron a montones de especialistas para desmentir y encauzar su sexualidad, pero obviamente, jamás lo consiguieron. En cuanto pudo juntar un poco de dinero, se dedicó a viajar, primero por Argentina, para luego lanzarse más allá de las fronteras. En cada lugar que iba, buscaba alguna forma de ganar dinero para solventar sus aventuras. Creo que nunca se prostituyó, pero no estoy muy segura de eso. Desde chico tuvo vocación de artista, y pintar era lo que más lo ayudaba a escaparse de la realidad. Siendo un ser especial, recorría los caminos de la vida casi flotando, dentro de su burbuja dorada, como él llamaba a su mundo imaginario.
Cuando volvía de sus viajes se internaba en el galpón que hacía las veces de atelier y pintaba desenfrenadamente. Sus obras se ganaron cierto prestigio en Córdoba, aunque él siempre se quejaba de las limitaciones de esa plaza. Fue en la inauguración de una de sus exposiciones que conoció a Gustavo, un joven coleccionista de arte que había viajado a Córdoba por negocios de la empresa de su padre, y que había ido a parar a la muestra, invitado por una amiga en común.
Sintonizaron enseguida. Gustavo era dueño de esa sensibilidad y conocimiento que deben tener quienes gustan del arte de vanguardia. Compró un par de cuadros y le preguntó a Luis si le gustaría participar en algún evento en Buenos Aires, ya que él tenía varios contactos en el ambiente artístico porteño. Obviamente, Luis aceptó. Intercambiaron tarjetas y Gustavo prometió llamar en cuanto tuviera noticias para mi hermano…
¿Por qué escribí todo esto?
Porque hoy Luis me llamó para decirme que la semana que viene estará por Buenos Aires. Me contó cómo había conocido a ese tal Gustavo (lo escrito más arriba).Parece ser que G. cumplió su palabra. Me dijo que lo invitó a participar en una expo colectiva que van a hacer no sé donde…
Me pidió que el viernes vaya a esperarlo a Aeroparque. 
-¡Y ponete linda, Analía, sacá a relucir todo lo que la Madre Naturaleza puso en tu hermoso cuerpo!  Dame ese gusto por favor, que voy con un amigo- dijo casi retándome.

Pensé en que sus amigos eran igual que él...
¿Y si no tengo ganas de ponerme linda?¿Para quién después de todo?
El otoño hace que vea todo gris….

1 comentario:

  1. Sigo este diario de Analía desde el principio, lo que me pregunto es porqué no dejan que esta chica haga lo que le parezca.
    Si quiere que se ponga linda, y si no, que haga lo que quiera de una buena vez.
    Saludos.

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