sábado, 13 de marzo de 2010

Despedida y encuentro

Mi hermano Luis ya se volvió a Córdoba. Se nos escaparon algunas lágrimas cuando nos abrazamos al despedirnos. Al final, su muestra estuvo fantástica. Vendió varias de sus obras, por lo que sólo tuvo que coordinar el re-envío de un par de ellas.
Cuando el avión partió, yo seguía un poco triste…sabía que lo iba a extrañar. Gustavo puso su brazo sobre mis hombros y me dijo:
-Vayamos a tomar una café, conozco un lugar que sé que te va encantar-.
Fuimos abrazados hasta el estacionamiento. Antes de llegar, se detuvo, se puso frente a mí y me dió un beso, cálido, tierno…Sentí que mi cuerpo pedía más…

Subimos al auto e  íbamos hablando de todo lo que había pasado esos últimos días, cuando me dijo:
- Analía, cambié de idea… Me gustaría mostrarte mi departamento, lo hice remodelar,  pero me faltan algunos detalles, me gustaría que me dieras tu opinión…¿Te parece bien?-.
-Bueno, no hay problemas- le dije-Vamos-.
Cuando llegamos, se bajó a abrirme la puerta. Ya en el ascensor, me comentó:
-Estoy muy contento,... ya vas a ver que linda vista tiene-.
-¡Qué bueno!- le dije, mientras pensaba “Te estás metiendo en la boca del lobo…Buenísimo Analía…No vayas a arruinarlo.”

El departamento era realmente hermoso. En el living tenía dos ventanales gigantes por los cuales podían verse las luces de la ciudad por un lado y, por el otro, quebrando la oscuridad de la noche sobre el Río de la Plata, las luces lejanas de algún barco carguero.
-Ponete cómoda…Sentate por favor… ¿Querés tomar algo?- preguntó.
Dejé mi cartera sobre una mesita y me senté en el sofá.
-Bueno, ehh…lo que tomes vos…-.respondí.
Gustavo puso una música suave, y desapareció por un momento para luego traer una botella de champagne y dos copas. Yo pensé “Analía, estás en el horno”.

Se sentó a mi lado y brindamos por habernos conocido, luego porque le dije que el departamento estaba hermoso, luego porque me dijo que estaba enamorado de mí y yo le respondí que yo también de él… Cuando dije eso, dejó su copa sobre la mesa ratona y me miró a través de sus pestañas gruesas y enruladas, sabiendo muy bien lo que provocaba en mí con su mirada. Suavemente sacó la copa de entre mis manos y la colocó junto a la suya. Y me dió un beso, y otro, y otro más. De pronto se detuvo y me dijo:
-Esperá…El dormitorio todavía no te lo mostré-.

Me llevo de la mano hasta el borde de la cama y comenzamos a besarnos nuevamente. Sus manos bajaron el cierre en la espalda de mi vestido, que cayó suavemente a mis pies. Mientras seguían los besos fue desabotonando su camisa. Tenía algo de vello en el pecho. Mientras él desprendía mi sostén, yo aflojaba su cinturón. Rápidamente se sacó el pantalón y sus zapatos. Me tomó en sus brazos y me colocó sobre la cama. Era más musculoso de lo que había imaginado…

Al principio me acariciaba muy despacio, explorando con sus manos cada centímetro de mi piel. Luego sus besos y su lengua se adueñaron de cada rincón de mi cuerpo.
-Seguí-dije- Por favor, no te detengas…-.
Mirándome a los ojos me hizo completamente suya…

En el instante en que las sensaciones invadieron por completo nuestros cuerpos, tuve la certeza de que mi corazón le pertenecería para siempre...

2 comentarios:

  1. ¡¡¡¡Fantástico relato!!!! Solo una duda: ¿es real? Gracias de todas formas es una gozada leerte.

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  2. Qué buen momento para Analía!
    Y qué bueno que Analía se libere un poquto más, se ve que luego de sufrir un poco, gozar se siente un tanto mejor.
    Hay fantasmas que desaparecen tán rápido! como el cierre de una cremallera...

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