miércoles, 17 de marzo de 2010

El Amigo

La noche que estuvimos juntos por primera vez, después que hicimos el amor varias veces, le pedí que me trajera a mi casa. Protestó, no quería dejarme ir, quería amanecer conmigo…Pero insistí y me trajo a mi casa.
Necesitaba pensar. Pensar en mí, en lo que estaba sintiendo, en ese miedo que me da perderme, en dar todo y terminar vacía…
Gustavo es un hombre maravilloso. Si fuera por él…estaríamos siempre juntos.
Y yo no sé. No lo conozco lo suficiente. No sé explicarlo….

Bueno, la cuestión es que van más de dos meses que somos novios. Nos encontramos casi todos los días después que salgo de la oficina, generalmente en algún bar del microcentro de la ciudad. Y casi siempre después vamos a su departamento…y ya sabes como sigue todo…
Me estoy volviendo totalmente adicta a sus besos, sus caricias, su olor…No puedo negarme, la química es tan fuerte…Cuando nos vemos, y nos damos un beso, o solo el tomarnos de la mano, siento ese deseo en mi cuerpo que quiere más y más…

El martes lloviznaba. Salí más temprano de la oficina. Habíamos quedado en encontrarnos en una confiteria que queda sobre la Avenida Corrientes. Llegué antes que Gustavo, pedí un café y me puse a observar a través de la ventana como la gente iba y venía bajo esa llovizna persistente: Una señora que caminaba llevando de la mano a un nenito que lloraba desesperado, una pareja de adolescentes que reían abrazados, un vendedor de diarios, mojándose en la esquina…cuando vi aparecer a Gustavo entre toda esa gente. Pero no estaba solo. Venía hablando con alguien, que en un primer momento no reconocí….Pero cuando me dí cuenta quién era, me levanté como un rayo para salir huyendo lo más rápido posible, pero no lo pude hacer. Gustavo me vió detrás del vidrio de la ventana y me saludó mientras cruzaba la puerta sonriente, conversando con ese hombre.
Yo estaba de pie, temblando, a punto de colapsar, mientras ambos venían hasta donde yo estaba. Escuché que Gustavo decía:
-Vení Pablo, que te presento a Analía mi novia-.
Y dándose vuelta hacia mí, con una sonrisa de oreja a oreja, dijo:
-¡Hola mi amor! – se acercó, me besó y continuó diciendo- Me encontré en el Banco con Pablo, mi mejor amigo de toda la vida, y lo traje para que te conociera-.
Sentí un escalofrío por mi espalda y empecé a ver todo borroso, hasta que perdí el conocimiento y caí redonda al piso.
Cuando desperté en los brazos de Gustavo, que repetía mi nombre, vi detrás a Pablo que me miraba asombrado.
Logré balbucear un “Hola” débilmente. Gustavo me ayudó a levantarme y me sentó en una silla. Tengo que reconocer que Pablo se portó como un caballero. En ningún momento dio a entender que nos conocíamos de antes. Yo tenía miedo que hablara de lo nuestro o que insinuara algo…
Cuando me recuperé un poco, me acerqué a Gustavo y le dije al oído:
-Mi amor, ¿podemos irnos por favor?-
Sonrió y me dijo que sí, que no había problemas. Saludamos a Pablo y nos fuimos.

Cuando llegamos a su departamento, estaba tan agotada que me acosté un rato en la cama. Y me desperté a la mañana siguiente con el brazo de Gustavo rodeando mi cintura.

1 comentario:

  1. Qué giro tiene la historia ésta!
    Qué chico que es el mundo...
    Esperemos que a Analía no se le complique.
    Habrá que releer... este Pablo era el casado, por divorciarse, con una nena?
    El chanta. Dejó la billetera en un "descuido", pero estoy seguro que lo hizo a propósito.
    ¿Cómo sigue esto?

    ResponderEliminar

Comentame, que me gusta...

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails