domingo, 17 de enero de 2010

La agenda


Mi amor: Todos los días llegas cansado de tu trabajo, con el portafolio en una mano y tu agenda en la otra. Al pasar por el comedor, dejas tu agenda sobre la mesa y sigues hacia el dormitorio, desde el cual, en un rato me pedirás a los gritos que te la alcance.
Quiero contarte que después que llego de mi trabajo, todos los días estoy dale que dale tendiendo camas, lavando pisos, viendo qué necesitan los niños y siempre lo último que hago, antes de que llegues a casa, es pasarle lustramuebles a la mesa del comedor donde diariamente dejas tu maldita agenda.
Por favor, mi amor, hoy no la sueltes hasta que llegues al dormitorio. Si lo haces, corres el peligro de tener que ir a buscarla en el patio de la planta baja.





1 comentario:

  1. jajaja son relatos de la vida misma no? Besos Analía K.

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