Salimos abrazados del lugar. Caminamos hasta el estacionamiento.
Luego de un viaje relativamente corto, entramos en un hotel alojamiento. Cada habitación tenía su propio garaje frente a la puerta de entrada. Un portón rebatible protegía la intimidad de los ocupantes, al ocultar la patente del vehículo.
Entramos a la habitación alfombrada y con varios espejos.
Pablo me miró a los ojos y supongo que adivinó mis dudas, porque me dijo:
-No tengas miedo, princesa, nadie va a hacerte daño…-.
Se acercó a la mesita de luz y vació los bolsillos de su pantalón.
Y lentamente volvió a besarme en la boca. Yo lo dejé hacer y me dejé llevar…
A la vez tierno, apasionado, dulce, vehemente, suave…nunca había conocido a alguien así.
Pablo pidió por el interno un par de gaseosas, luego nos recostamos y me dijo:
- Princesa, creo que me estoy enamorando de vos...-.
Yo me sonreí y le di un beso. Y nos quedamos dormidos abrazados.
...¿vació los bolsillos de su pantalón?
ResponderEliminarSr. Crónicas:
ResponderEliminar¡SI!
¿Y qué?
¿No puede?
¿No debe?
¿No se usa?
¿No corresponde?
¿Vos no lo harías?
¿Por qué?
Saludos